En la logística solemos hablar de tecnología, procesos y eficiencia, pero muchas veces olvidamos que el verdadero motor de esta industria son las personas. Los operadores no solo trasladan mercancías, también llevan sobre sus hombros la confianza de las empresas y el bienestar de millones de consumidores que esperan recibir sus productos a tiempo.
La labor de un operador implica jornadas largas, presión constante por cumplir horarios y, en muchos casos, enfrentar riesgos de seguridad en carretera. Además, la falta de reconocimiento histórico hacia este sector ha generado rotación y escasez de talento.
Invertir en la formación continua de los operadores no solo mejora la seguridad vial, también incrementa la eficiencia en el uso de combustible y la vida útil de los vehículos. Igualmente, programas de incentivos y bienestar elevan la moral y el sentido de pertenencia.
Existen ejemplos de operadores que se convierten en embajadores de la marca, estableciendo relaciones de confianza con clientes gracias a su profesionalismo y trato humano. Son quienes representan, en primera línea, la calidad del servicio logístico.
La logística se mueve con tecnología, pero también con personas. En Inroute creemos que dignificar el trabajo del operador es invertir en el éxito de toda la cadena de suministro.