El auge del comercio electrónico transformó la manera en que compramos y, en consecuencia, la forma en que la logística debe responder. Lo que antes se planeaba con semanas de anticipación, hoy debe resolverse en cuestión de horas.
Los consumidores actuales esperan entregas al día siguiente, e incluso el mismo día. Esta presión obliga a las empresas a repensar su modelo logístico, integrando centros de distribución urbanos, flotas más flexibles y sistemas inteligentes de gestión de inventario.
El tramo final de la entrega, conocido como “last mile”, representa el mayor reto logístico: concentra hasta el 53% de los costos de transporte y es el punto más vulnerable en términos de eficiencia. Las empresas que logran innovar aquí —ya sea con alianzas estratégicas, lockers inteligentes o vehículos eléctricos urbanos— tienen una ventaja competitiva.
Gigantes del e-commerce como Amazon o Mercado Libre han revolucionado la logística regional con modelos de entrega ultrarrápida, pero también pequeños negocios han encontrado oportunidades al tercerizar su logística con operadores especializados.
El e-commerce no es solo un canal de ventas, es un cambio estructural en la logística. En Inroute trabajamos para que las empresas puedan adaptarse a esta nueva era del consumo sin sacrificar rentabilidad ni calidad de servicio.